El principio de funcionamiento de un alternador se basa en la inducción electromagnética. Cuando el motor está en marcha, acciona una correa que hace girar el rotor del alternador a alta velocidad. Este rotor, en esencia un electroimán, gira dentro de un conjunto estacionario de bobinados de cobre llamado estator. El movimiento del campo magnético induce una corriente eléctrica en los bobinados del estator. Dado que esta corriente alterna en dirección, un conjunto rectificador la convierte en la corriente continua que requiere el sistema eléctrico del vehículo. Un sofisticado regulador de voltaje monitorea y ajusta la salida para mantener un voltaje de carga óptimo, típicamente entre 13,5 y 14,5 voltios para sistemas de 12 voltios, lo que garantiza el funcionamiento estable de todos los componentes eléctricos y evita la sobrecarga de la batería.
Los alternadores modernos representan avances significativos con respecto a sus predecesores. Están diseñados para ser más compactos, eficientes y duraderos, a la vez que producen mayor potencia para satisfacer la creciente demanda eléctrica de los vehículos contemporáneos. Muchos incorporan sistemas de carga inteligentes que se comunican con la computadora del vehículo para optimizar el rendimiento según las condiciones de conducción. Algunos diseños de alta eficiencia incluso contribuyen al ahorro de combustible al reducir las pérdidas parásitas en el motor.
La importancia de un alternador que funcione correctamente es innegable. Alimenta todo, desde sistemas esenciales como el encendido y la inyección de combustible hasta funciones de confort como el aire acondicionado y el sistema de infoentretenimiento. Una falla en este componente suele provocar el apagado completo del vehículo una vez que se agota la batería. Por esta razón, los alternadores modernos están diseñados para soportar condiciones de funcionamiento rigurosas, con una construcción robusta y sistemas de refrigeración avanzados que garantizan un rendimiento fiable durante toda la vida útil del vehículo.