Si bien un vehículo puede funcionar técnicamente temporalmente sin un alternador en funcionamiento, esta condición representa un estado operativo extremadamente limitado y precario que debe evitarse. La duración del funcionamiento depende completamente de la capacidad de reserva de la batería y de las cargas eléctricas que se le aplican.
En este escenario, el vehículo depende completamente de la energía almacenada en la batería. Una batería en buen estado podría alimentar los sistemas básicos de encendido y combustible durante unos 30 a 60 minutos de conducción sin la ayuda del alternador, aunque esto varía considerablemente según factores como la antigüedad de la batería, la temperatura y la carga eléctrica. Sin embargo, esta estimación se desploma al operar accesorios que consumen mucha energía, como los faros, los limpiaparabrisas o los sistemas de climatización.
Varias limitaciones críticas definen esta operación de emergencia. En primer lugar, cuando el voltaje de la batería cae por debajo de aproximadamente 11 voltios, los sistemas de gestión del motor pueden comenzar a funcionar mal, lo que podría causar un funcionamiento irregular o el estancamiento del motor. En segundo lugar, la batería no se recarga, lo que significa que cada arranque del motor consume una valiosa capacidad de reserva. En tercer lugar, descargar la batería profundamente de forma repetida puede dañarla permanentemente, convirtiendo una sola falla del alternador en la necesidad de reemplazar varios componentes.
Algunos vehículos antiguos con requisitos eléctricos mínimos podrían funcionar un poco más, pero los motores modernos controlados por computadora, con sus numerosos sensores y actuadores, suelen volverse inestables al caer el voltaje. El comportamiento del vehículo suele generar señales de advertencia: luces atenuadas, funcionamiento errático de los indicadores y luces de advertencia que suelen aparecer antes de que se produzca una falla completa.
Esta capacidad de emergencia nunca debe considerarse un sustituto de la reparación inmediata del alternador. Operar de esta manera conlleva el riesgo de quedarse sin batería cuando la batería agote su capacidad de reserva, posiblemente en lugares o situaciones de tráfico peligrosos. Además, las irregularidades eléctricas de un alternador defectuoso pueden dañar componentes electrónicos sensibles, lo que ocasiona costosos daños colaterales.