El alternador desempeña un papel fundamental en el funcionamiento del motor, aunque su contribución exacta varía entre los diseños de vehículos más antiguos y los más modernos. En los motores de combustión interna tradicionales, el alternador no mantiene el motor en marcha directamente, por lo que una falla no provocará un calado inmediato. Sin embargo, sirve como fuente de alimentación principal para todos los sistemas eléctricos una vez que el motor arranca, permitiendo que la batería se mantenga cargada y lista para el siguiente ciclo de arranque.
Esta relación cambia en los vehículos modernos controlados por computadora. Los motores actuales dependen de numerosos componentes eléctricos que deben funcionar continuamente: inyectores de combustible, sistemas de encendido, sensores y módulos de control del motor requieren una alimentación estable. Si bien la batería puede suministrar esta alimentación temporalmente, su capacidad limitada significa que el funcionamiento del motor sin el apoyo del alternador se convierte estrictamente en una emergencia a corto plazo. El vehículo puede continuar funcionando hasta que la batería se descargue lo suficiente como para causar fallos en el sistema, que generalmente se manifiestan como un funcionamiento irregular seguido de un estancamiento.
El papel del alternador es crucial en los motores diésel, que suelen utilizar válvulas de corte de combustible accionadas eléctricamente. En estas aplicaciones, una falla del alternador puede provocar la parada inmediata del motor, ya que la válvula se cierra sin suministro de energía. De igual manera, muchos sistemas modernos de inyección directa de gasolina funcionan a voltajes que una batería por sí sola no puede mantener durante largos periodos.
Un aspecto que a menudo se pasa por alto es la regulación de voltaje del alternador. Los motores modernos calibran su funcionamiento según el voltaje esperado del sistema. Cuando el alternador falla y el voltaje cae, los sensores proporcionan lecturas inexactas, los inyectores de combustible suministran cantidades inadecuadas de combustible y los sistemas de encendido producen chispas más débiles. Estos efectos acumulativos degradan progresivamente el rendimiento del motor hasta que se vuelve imposible su funcionamiento.
La relación entre el estado del alternador y el funcionamiento del motor se vuelve aún más compleja en vehículos equipados con sistema start-stop. Estos sistemas dependen del buen rendimiento del alternador para recargar rápidamente la batería entre frecuentes reinicios del motor. Un alternador deficiente en estas aplicaciones suele provocar la desactivación del sistema start-stop, uno de los primeros indicadores de una debilidad en el sistema de carga.